20091021

-PALACIO DE LEH




En su recorrido desde el Norte de la India hasta el Tíbet central, adonde había sido llamado para contribuir a la edificación del monasterio de Samye, Padmasambhava hubo de adentrarse en buena parte de la cordillera de los Himalayas. Ladakh formó parte de esa ruta, y en Ladakh es también considerado como el responsable de su conversión al budismo, por lo que su figura ha pasado a formar parte del patrimonio religioso, etnográfico y cultural de sus valles y ciudades. Al Gurú Rinpoché se le dedican algunos de los festivales religiosos más relevantes en los distintos templos, como el Tsechu de Hemis, o las danzas del monasterio de Stok, de los que alguna cosa habíamos dicho aquí antes. Ladakh es de población y cultura tibetana, con presencia también musulmana por su proximidad a Cachemira, aunque pertenece administrativamente a la India. Situado en la vertiente norte del Himalaya, geográficamente forma parte del altiplano del Tíbet y sus numerosos monasterios lo recuerdan continuamente. De hecho, se le conoce también como "el pequeño Tibet", y valles como el de Zanskar, Lahaul o Spiti lo justifican del todo. Las poblaciones de Lamayuru, Tikse o Alchi son escenarios plenamente tibetanos, a los que volveremos. En su capital, Leh, se alza una réplica en miniatura del Potala de Lhasa. Hoy abandonado y en desuso, fue residencia de la realeza local. La iluminación nocturna le otorga una apariencia turística que no consigue desvirtuar del todo la fuerza severa de su presencia sobre las callejas de la ciudad.

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