20091014
-CUENCOS DE CRÁNEO
Muy a menudo se representa a Padmasambhava sosteniendo en su mano izquierda un cuenco hecho de cráneo humano ("kapala"), cuya función principal era ofrecer libaciones a las divinidades. No se trata de un atributo exclusivo del Gurú Rinpoché, sino que forma parte del conjunto de símbolos que acompañan también a deidades como Mahakala, Vajravarahi o algunas dakinis, y se asocia también en el hinduismo a dioses como Durga, Kali o Shiva. Se considera que un ser que sostiene el cuenco lleno de sangre o bebe de él muestra así tanto haber aceptado la ofrenda sacrificial como su disposición a ocupar el lugar del que se sacrifica, siendo por tanto una señal de doble significación: reporta la dignidad del que recibe y la grandeza del que está dispuesto a darse. El cuenco hecho de cráneo puede representarse de forma realista o simplificada. Las ondas sobre su superficie, cuando el cuenco las presenta, simbolizan la sangre que contiene. En Tíbet suele adornarse con grabados sobre su superficie y piedras preciosas engarzadas, y su origen deriva probablemente de una tradición funeraria local. En algunas zonas del Tíbet es costumbre exponer los cadáveres a la intemperie, después de haber sido descuartizados con sus propias manos por algún pariente próximo del fallecido. Suele hacerse en lugares alejados de la población y elevados, donde los buitres puedan acelerar después con su ávida voracidad el proceso de purificación de los cuerpos. Los huesos, limpios así, pasan a estar disponibles como materia prima para la manufactura de objetos rituales, como coronas, brazaletes, collares y trompetas. El cuenco ritual es uno de ellos. La familiaridad con la que la cultura tibetana se relaciona con la muerte no es teórica, sino que se apoya sobre costumbres y prácticas que la propician de un modo concreto y cotidiano.
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