20130217

SIN EXCUSA


Uno no vuelve,  por querer,  a tiempo
al tiempo en que vivir era por él distinto.
Se arrastra con esfuerzo entre los días
y olvida sin permiso para ver, sintiendo
del dolor que duele y a veces el amor amándolo a su vez;
mas puede recobrarse como el sueño
y entonces de improviso aparecer
de nuevo. Allí donde uno ya no espera,
su rostro abre la noche y se desvela, desciende, 
y se deshace en la pared.
No hay prisa, pero llega y sientes
que sigues esperando, 
que vive sin destierro,
que está presente a punto, 
que el mundo es muy pequeño
y está lleno del rostro en que se quiso ser.