Ese resultado es el que la presencia de Padmasambhava procura. Si bien su figura forma parte del patrimonio histórico de la cultura tibetana, y se afirma su presencia real en un determinado tiempo del calendario terrestre, el punto de vista que adopta Trungpa en esta obra lo considera, principalmente, un principio que opera en cada uno de nosotros mismos, una semilla de plenitud que forma parte del fondo de nuestra verdadera naturaleza. Siendo Padmasambhava, según los textos sagrados, un ser plenamente realizado desde su nacimiento en el loto gigante del lago de Odiyana, la diversidad de manifestaciones que adopta , y sobre cuya exégesis trata la obra que comentamos, “no son etapas de un desarrollo espiritual, sino una manera de expresarse, de danzar con las situaciones. Desde un primer momento estaba manifestando expresiones de loca sabiduría”(p.31). Padmasambhava puede ser un gurú benefactor y apacible, un archivo de sabiduría, un brujo exorcista, el señor de los cementerios, una divinidad colérica de ferocidad indescriptible, y así, manifestarse en formas variadas en función del momento y la situación. Se entiende que no se trata de un capricho del Gurú Rinpoché, sino una expresión clara de su compromiso compasivo al servicio de los seres sintientes. A cada uno , en cada momento, en el contexto adecuado, puede mostrarse en la forma justa para que sea posible reconocer finalmente la verdad acerca de uno mismo. El cómo, dependerá en cada caso. Quien quiera ser de auténtica ayuda a otros, debe estar dispuesto a manifestarse en relación a los demás bajo la forma oportuna... para ellos. Y el desafío está en ser capaz de alcanzar esa flexibilidad interna que aprovecha el repertorio de nuestras energías para expresarlas de forma que sean efectivas para el incremento de la conciencia en otros. Esa es la virtud enorme de las ocho manifestaciones de Padmasambhava: nos muestran que nunca somos uno, sino que somos en función de las situaciones. Padmasambhava , sin embargo, consigue no ser un juguete inerte a expensas del contexto, sino que alcanza a transformarse internamente por propia voluntad para actuar de la forma adecuada, desde una motivación compasiva siempre. A veces, tuvo que ser un sabio, sereno y oportuno. En otras ocasiones, mejor un monstruo, feroz, airado.
La perspectiva que adopta Chogyam Trungpa, en la que la biografía mítica de Padmasambhava pasa a ser considerada una “historia interna”, nos permite descubrir que las enseñanzas del Gurú Rinpoché son en el fondo un recorrido por nuestro propio desarrollo de la conciencia. “Eso parece ser lo esencial con respecto a Padmasambhava. El principio de Padmasambhava consiste en dejar de lado todas las ideas y teorías especulativas, y toda observación de uno mismo. Es la experiencia directa de las emociones y de la vivencia, pero sin observador. Como ya somos buda, ya somos Padmasambhava. El adquirir esa confianza, ese “orgullo vajra”, nos abre nuevas posibilidades. No es difícil imaginarse que cuando uno sabe perfectamente qué es y quien es, puede explorar el resto del mundo, porque ya no es necesario explorarse a uno mismo”(p.117). Si el periplo biográfico del Gurú Rinpoché es también la llamada de nuestra propia biografía, y si podemos entenderlo en ese sentido como una “vida ejemplar” que expresa nuestra propia esencia, entonces el misterio de la eterna presencia de Padmasambhava cobra una nueva luz. Está siempre aquí; no es preciso buscarlo en la tierra pura de Zangdopalri. Y más bien podemos entender que Zangdopalri somos nosotros mismos. Cada uno y todos. “Padmasambhava sigue vivo, en el sentido literal de la palabra. Y no vive en Sudamérica, sino en un lugar remoto, en un continente de vampiros, en un lugar llamado Zangdopalri, “la gloriosa montaña del cobre”. Aún está vivo. El hecho de que los cuerpos físicos se disuelvan en la naturaleza no tiene importancia. Si lo buscamos, es posible que lo encontremos. Pero estoy seguro de que se quedarán muy defraudados cuando lo vean. Claro que ya no estamos hablando solamente de sus ocho manifestaciones. Estoy convencido de que habrá desarrollado millones de aspectos más desde entonces”(p193).
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