



Conservo el recuerdo de una imagen, en los callejones cercanos a la Gompa de Lamayuru, en Ladakh, hace unos ocho años. Al girar una esquina apareció un anciano, desdentado y decrépito, que giraba una rueda de oración. Me impresionó su fuerza. Le fotografíé con la sorpresa del que reconoce en él algo cercano, a pesar de la distancia cultural y geográfica. La fotografía se veló en su momento. Su recuerdo permanece vivo sin embargo. La que ofrezco aquí no tiene más que el aire de aquella que no llegué a ver nunca, pero que hoy vuelve.
A veces, un antiguo "chorten" semirruinoso, abandonado entre la niebla y el hielo, puede ser receptáculo en el que se ocultan nuevas enseñanzas. Bajo un montón de piedras, la voz viva de Padmasambhava puede estar esperando para hablar de nuevo. O en el aire que corre.
Buena parte de las enseñanzas de Padmasambhava han sido transmitidas bajo la forma de "termas", textos recogidos en su mayor parte por su consorte Yeshe Tsogyal en escritura cifrada, ocultados en lugares secretos y redescubiertos siglos más tarde y transcritos al lenguaje de la época. Uno de ellos es "La leyenda de la gran Stupa". En su final, se relata la forma de su transmisión, y lo anotamos aquí como ejemplo del proceso por el que los "termas" aparecen, desaparecen y reaparecen a lo largo del tiempo. En este caso, el texto fue ocultado por Yeshe Tsogyal, redescubierto y ocultado de nuevo en nueva transcripción por el Tertön Lhabtson Ngonmo, y reencontrado después por un segundo descubridor, Ngakchang Shakya Zangpo. La edición consultada ahora en versión castellana es la de "La leyenda de la gran Stupa", en Ediciones La llave, en Vitoria-Gasteiz, 2002, traducida del inglés por Fernando Mora.
Una imagen renovada de Padmasamhava, del 2002, que ofrece la pintora Visuddhimati / Janet Piésold. En el enlace se muestran otras obras suyas, a la venta, actualizando la iconografía del budismo vajrayana.
También es conocido como "el traductor", por su incesante tarea como intérprete de los textos sánscritos a la lengua tibetana. Fue ordenado por Shantarakshita durante el reinado del Rey Trisong Détsen en el siglo VIII, siendo uno de los siete primeros monjes del Tíbet en el recién fundado monasterio de Samye, y alcanzó elevados poderes mágicos. Trisong Détsen le envió a la India, acompañado por otro monje, para recibir enseñanzas de Sri Simha. Las recibieron en la oscuridad de la noche y en el más absoluto secreto. Se dice que fue así como sucedió la transmisión: Sri Simha escribió las "Dieciocho instrucciones esotéricas sobre la serie de la naturaleza de la Mente" en seda blanca, utilizando para ello leche clara de una cabra blanca. Las letras sólo se volvían visibles al exponerlas al humo.
sos grupos que el Dzogchen pudiera ‘perderse en el Tíbet’, y para evitarlo difundieron el rumor de que lo que Vairochana había llevado al Tíbet no era más que hechicería. Los ministros del Rey opinaban que Vairochana debía ser ejecutado, pero el Rey no estaba de acuerdo e ideó el plan de arrojar al río a un mendigo que se parecía físicamente al traductor Vairochana mientras éste permanecía escondido en la cavidad de un pilar del palacio. Una noche la Reina lo descubrió e informó a los ministros del Rey, quien se vio forzado a expulsarlo. Un vídeo a partir del "Bardo Thodol", sugestivo por sí mismo. Acompañado de un fragmento del "Libro tibetano de los muertos" resulta aún más sugerente.
"¡Oh, noblemente nacido!. Ahora, cuando tu mente y tu cuerpo se han separado, la pura realidad se manifiesta en sutiles y deslumbrantes visiones, vívidamente experimentadas, aterrorizadoras e inquietantes, relucientes como un espejismo en las llanuras en otoño. No las temas. ¡No te dejes aterrorizar! ¡No sientas pánico! Cuentas con lo que se llama un "cuerpo mental instintivo", no uno material, de carne y hueso. Por ello, cualquier sonido, luz y rayos que vengan hacia tí no podrán herirte. No puedes morir. Será suficiente con que los reconozcas como tus propias percepciones. Comprende que eso es el estado intermedio.
¡Oh, noblemente nacido! Si no los reconoces como tus propias percepciones de esta manera, las luces te asustarán, los sonidos te harán sentir pánico, los rayos te aterrorizarán. Si no reconoces las claves de esta instrucción, no reconocerás los sonidos, luces y rayos, y vagarás en el ciclo de la vida."
Fuente: Bardo Thodol. Ed. Kairós. Barcelona, 2005. Pág. 180-181


En el "Bardo Thodol", Padmasambhava indicó en muchas formas cómo enfocar el momento de la muerte, el tránsito por el estado intermedio, y el renacimiento en un nuevo cuerpo humano. Sobre el momento de la muerte, nos dice lo siguiente:
El lenguaje secreto de las dakinis no es verbal, sino visual, simbólico y corporal, y pide para captarlo más bien la disposición interna del artista, el hermeneuta o el bailarín que la del que se instala en discursos y teorías abstractas. El contacto con la dakini exige un profundo respeto que la convierta en centro del corazón de quien practica, desde el que su presencia irradiará conocimiento intuitivo, mediante laberínticas emanaciones a distintos niveles de significado. Cito un fragmento: "El lenguaje de las dakinis es algo así: hay que imaginarse la dakini bajo la forma de un vajra, cristalina, llevando ropajes blancos de ricos bordados, entre flores de diamantes y senderos de perlas. Lleva una bola de nieve que arroja a quien medita. Cuando alcanza su corazón, la bola de nieve se abre y ofrece palabras de conocimiento, en distintos niveles de profundidad". 
En los países del Himalaya, se pueden encontrar múltiples máscaras con el rostro de Padmasambhava, en sus distintas manifestaciones. Suelen utilizarse en los festivales religiosos que periódicamente conmemoran algún episodio de la vida de Gurú Rinpoché. Lo más habitual es que la imagen de Padmasambhava aparezca con un rostro dorado, pero no se trata de la única forma que adopta: sería impropio del señor de las ocho transformaciones!. Las hay coloreadas, sobre madera, en pasta de papel, metálicas...






Se trata aquí de la despedida de Gurú Rinpoché del Tibet, y también de las formas que adopta en su constante permanencia entre nosotros. Sabedor por las profecías de Budha Shakyamuni que los espíritus caníbales acabarían por atacar y destruir cuanto había sido conseguido en esas tierras, decidió dirigirse hacia ellos y subyugarlos antes. Literalmente, un espíritu caníbal es aquel que devora lo que es de su misma especie, y podemos entender que la profecía señala el riesgo de perecer en manos de lo que nosotros mismos somos: es en el interior de cada uno donde está la fuerza que consume sus logros, pero también -y es la misma- la que los impulsa y alcanza. Depende del uso que hagamos de ella, y la atención no debe acabar nunca. A Padmasambhava le rogaron mil veces que no se fuera, y atendió temporalmente esos ruegos, ofreciendo nuevas enseñanzas, acompañadas de predicciones detalladas acerca de quienes serían sus emanaciones futuras. En paralelo, su práctica meditativa prosiguió "ocultando el eco de mi palabra en yacimientos secretos y transmitiendo mi sabiduría a todos aquellos que mostraron la disposición adecuada". Antes de partir entregó una última plegaria, que en el texto se transcribe completa y aquí omito, y que debe ser repetida seis veces cada día por "las generaciones que no puedan encontrarle en persona", acompañada de la aspiración devocional hacia su figura. Aspirando al Gurú, llega su inspiración.
Son dos los capítulos dedicados a la ocultación de los tesoros de sabiduría y las predicciones relativas a su descubrimiento. En éste, el penúltimo de la obra, Padmasambhava detalla la forma concreta y los muchos lugares en que se depositaron. La sensación que transmite la enumeración minuciosa del texto es que quedaron casi por todas partes guardados en depósito, y que en todos ellos la práctica meditativa de Padmasambhava selló su permanencia por siempre.
Hay algo sin duda sorprendente en la estrategia que adoptó Padmasambhava para que sus enseñanzas se mantuvieran vivas en los tiempos que habían de venir. Es en este octavo capítulo donde se explica la decisión de ocultar los textos para que en el futuro los discípulos adecuados los redescubrieran y los pusieran en circulación de nuevo. Ese proceso incluyó la predicción de quien y cuando los sacaría a la luz, junto a las plegarias de poder y la aspiración necesarias para su difusión. Se anunció también el momento decisivo para que todos esos tesoros hubieran sido revelados, "antes de la destrucción final".
Puede entenderse también la biografía y las actitudes de Padmasambhava como un reconocimiento firme de la infinita diversidad de lo humano. La variedad de formas que adoptó en función de las distintas circunstancias a las que debió responder, nos recuerda que en nosotros habitan posibilidades insospechadas y que es responsabilidad nuestra desarrollar la flexibilidad necesaria para que se manifiesten. Pero no sólo en relación a la riqueza interna de cada uno, sino que también mostró la habilidad inmensa que hace falta para poder ver en cada uno lo mejor, su don específico, su naturaleza esencial, la forma dominante de su virtud potencial. El capítulo séptimo narra la iniciación y maduración de los discípulos y la revelación de los signos de realización. Se habla de los veinticinco -entre ellos el rey Thrisong Detsen, la consorte de Padma Yeshe Tsogyal, Vairochana...-, pero quizá veinticinco quiera decir en realidad innumerables. Y a cada uno de ellos correspondió el desarrollo de un tipo distinto de realización, la manifestación completa de una habilidad diferente y el ejercicio de un talento propio, específico y único. Así, hubo quien pudo conseguir el poder de subyugar a los humanos, otro llegó a resucitar cadáveres, alguien distinto alcanzó la capacidad de moverse como el viento... Para cada uno, un don por el que su alto grado de realización quedaba expuesto a los demás. Siempre distinto. Padmasambhava recuerda al final del capítulo que de cada uno surgió después un linaje de meditación diferenciado que sostiene las prácticas correspondientes y los preceptos establecidos para que esa maduración diferenciada se mantenga en el tiempo. Hay algo en la civilización tibetana que ha conseguido estabilizar el reconocimiento de la diversidad sin conflicto: a diferencia de lo que sucede en otras religiones con sus disidencias internas, en las diferentes escuelas y linajes del budismo tántrico sólo se oyen palabras de reconocimiento mutuo y la crítica está ausente entre ellas. Quizá sea también mérito de Gurú Rinpoché.
¿Qué hace un traductor?, ¿en qué consiste traducir realmente?, ¿para qué se traduce?... Todo el contenido del capítulo sexto gira alrededor de la traducción de los textos budistas del sánscrito al tibetano, obra minuciosa e inmensa en la que se volcaron tanto Padmasambhava como el abad de Samye, Shantarakshita. El punto de partida fue la difícil acogida que había tenido en Tibet el budismo. A pesar de la favorable disposición del rey que había conducido a la edificación del monasterio, tanto Padmasambhava como el abad estaban descontentos con el modo en que la población local interpretaba y practicaba las enseñanzas, hasta el punto de haber decidido abandonar el país. Fue así como surgió del mismo rey Thrisong Detsen la idea de traducir las enseñanzas completas del budismo al tibetano, de manera que con el apoyo de una tradición conceptual elaborada, se facilitara la correcta interpretación de la doctrina. Por ese motivo decidió Padmasambhava continuar en el Tíbet. Para llevar a cabo la tarea, se organizó un auténtico ejército de traductores, seleccionando a los mejores de entre los jóvenes para que se formaran en la India. Bajo la supervisión de Padmasambhava, traductores, monjes y eruditos trabajaron conjuntamente discutiendo el sentido de las palabras mediante una exégesis pormenorizada de cada término, hasta que todas las enseñanzas del budismo pasaron del sánscrito al tibetano en una versión fiable y definitiva.
Si recapitulamos el recorrido seguido hasta ahora en el camino de liberación de Padmasambhava, vemos que los cuatro primeros capítulos han situado su origen como efecto de la mente de los Budas para ayudar a los que presentan más dificultades para entregarse al Dharma; nos han mostrado como superó las dudas mediante la práctica de las enseñanzas de sus maestros y el reconocimiento de los mismos; en el tercer capítulo se explica cómo fue desarrollando el desapego que le permitió alcanzar nuevos signos auspiciosos y por último, el cuarto relataba su llamada al Tíbet, las dificultades vencidas y el logro final ante el rey Thrisong Detsen. En el quinto, Padmasambhava emprende la tarea para la que había sido llamado: la edificación y consagración del monasterio de Samye. El texto indica el simbolismo del edificio, y por lo menos, una doble interpretación salta a la vista: el monasterio es tanto una maqueta del universo como una representación del crecimiento de un ser humano. Si esa fue la tarea a la que Padmasambhva contribuyó, cabe decir que se trata de la reordenación simbólica del mundo, en esa doble dimensión micro y macrocósmica. En su diseño, todo es significativo y todo cumple una función sagrada por la que el orden se instituye. Al completarla, al conseguir que todas y cada una de las formas del monasterio estuvieran dispuestas en su sitio, "los dioses derramaban una lluvia de flores, y los espíritus presentaban ofrendas de joyas, y el mundo entero se vio colmado de felicidad y buenos augurios.". La edificación y consagración del templo de Samye, en su compleja estructura como mandala del cosmos, construido "a la manera parecida al niño que va creciendo hasta alcanzar la plena madurez", nos recuerda que "el máximo esplendor y la gloria por todo el universo" son consecuencia de que el orden natural se respete y se reproduzca en las obras humanas, y de que las formas signifiquen lo que son.
Al iniciar la lectura de "La historia de la liberación del Guru nacido del loto" introduje aquí algún comentario a propósito de este cuarto capítulo, pero prosigo a pesar de ello el resumen en su orden, y vuelvo a él, pues encierra otras sugerencias además de las allí insinuadas. Por ejemplo, a diferencia de lo que se lee en otros textos, aquí Padmasambhava remarca que el fracaso de Shantarakshita en la edificación de Samye no fue tal, sino tan sólo un fingimiento para que Padmasambhava fuera llamado. Dicho sea en honor de Shantarakshita, al que por lo tanto no cabría considerar incapaz de completar el encargo del rey, o sea como manifestación de la trama de conocimiento completo en la que se mueven todos los episodios de la biografía: cada paso que se da forma parte de una red espesa de profecías, anuncios, señales e indicios que muestran la existencia de un plan superior al de las meras voluntades individuales. Los personajes -y así cabe entender lo que se dice sobre Shantarakshita- cumplen su papel, a veces desde un nivel de conciencia que les lleva a aparentar que no saben, cuando en realidad están sabiendo algo más de lo que los otros pueden reconocer en sus acciones.
Podría titularse esta entrada como la del retiro en los cementerios, y no sólo porque estemos en fechas de difuntos. Padmasambhava, después de haber recibido enseñanzas de distintos maestros, practicó en soledad en crematorios y osarios hasta conseguir mediante el entrenamiento en el desapego, someter a las fuerzas negativas. Poco a poco, comenzó a descubrir signos auspiciosos que incrementaron su confianza. Lo que empezó a suceder fue que el reconocimiento que él había dado a sus maestros, llegó de otros hacia él mismo. Eruditos, pandits, reyes, yoguis le van solicitando uno por uno que sea su preceptor, mentor y maestro. La completa realización de las misiones que emprende, derrotando temores y sometiendo demonios, transmutando elementos o implantando el Dharma en lugares que lo habían rechazado, es el medio por el que su presencia va siendo reconocida y su figura consagrada en vida. Eso no le lleva a abandonar la práctica, sino que alterna momentos de presencia pública con hondos retiros en cuevas y lugares remotos, en donde sigue recibiendo enseñanzas. Pero ahora ya no son maestros humanos, sino que directamente los Budas le entregan textos y le ofrecen prácticas a las que entregar su ejercicio.
_______"Convierte cualquier sufrimiento que surja, en el camino del placer puro."
_______"El cuerpo es transitorio; es como el borde de un precipicio. El aliento es transitorio; es como la nube. La mente es transitoria; es como el relámpago. La vida es transitoria; es como el rocío sobre la hierba."________"Libre del pensamiento, sin formar conceptos, no afirmes ni niegues, sino permanece relajado en ti mismo. En ese estado, el flujo del pensamiento se corta."
________"No examines las limitaciones de otros. Examina, sin embargo, cómo transformar las tuyas. No examines los defectos de los demás, sino los propios. El mayor de todos los males es criticar a otras personas sin conocer su mente. Abandona por tanto todo prejuicio como si fuera veneno."
________"Todas las apariencias son nuestros propios conceptos, creados en la mente, como reflejos que se ven en un espejo. Para saber si esto es o no es así, mirad en vuestra propia mente."
________"Debes encontrar la certeza por medio de la conducta, sin intimidarte por nada, como un elefante entrando en el agua."
________"Es exageración si declaras haber encontrado un maestro sin servirle."