20091101

-LIBERACIÓN DE PADMASAMBHAVA: CAPÍTULO SEGUNDO


El título del segundo capítulo de "Historia de la liberación del Guru nacido del loto" ofrece una síntesis directa de su contenido: "La petición de los preceptos y la erradicación de las dudas", estableciendo un vínculo directo entre una cosa y otra. Si atendemos además al contenido de lo que se dice, veremos que la forma en que las dudas se superan es, ante todo, reconociendo a los maestros de los que se han recibido enseñanzas. Once son los nombres que cita Padmasambhava en apenas una página: Ananda, Prabhahasti, Garab Dorje, Buddhaguhya, Sri Singha, Manjushrimitra, Nagarjuna, Hungchenkara, Vimalamitra, Dhansamskrita, y finalmente Shantigarbha. A todos ellos expresa gratitud, indicando en sus palabras la forma en que se produjo el encuentro: siempre a "sus pies", "recibe" transmisiones y obtiene "permisos" para "disciplinar" cuerpo, palabra y mente. Así, estudia y practica, recibe y adopta, solicita y se somete, pide preceptos y erradica dudas. Parece que esa fue su fórmula. No deja de sorprender, sin embargo, que la duda ocupara un lugar tan destacado, y que fuera preciso un ejercicio tan intenso de búsqueda y confirmación. ¿Cuál es el poder de la duda, en él y en nosotros?, ¿qué exige?, ¿adónde nos lleva?, ¿para qué nos sirve?, ¿con qué propósito?. Si escuchamos la historia de la liberación de Padmasambhava, el propósito de la duda es sólo el de su superación mediante el compromiso activo con las instrucciones y prácticas recibidas de los maestros adecuados. De hecho, la palabra "duda" aparece una única vez en el encabezamiento del capítulo, como si fuera tan sólo la ocasión para explicar el proceso de su definitiva disolución por el reconocimiento a las enseñanzas recibidas. En definitiva, para salir de dudas hay que reconocer el valor de lo aprendido mediante su práctica.

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