Padmasambhava vivió en el Tíbet en torno al siglo VIII d. C. , y su presencia supuso un impulso notable para el desarrollo de la astrología, coincidiendo con una fuerte eclosión en otros campos del conocimiento, como la medicina, la filosofía y la literatura. Esa época es conocida como "la edad de oro" de la cultura tibetana, y de ella nació la inspiración para nuevas aventuras de conocimiento en el futuro, alimentando la actividad erudita y las prácticas religiosas de las nuevas generaciones en los lamasterios. Las distintas escuelas tibetanas se nutren en sus doctrinas de las aportaciones que se plasmaron en ese siglo decisivo para la civilización del País de las Nieves.
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En el campo de la astrología, se atribuye a Padmasambhava haber integrado perspectivas muy distintas sobre la vinculación entre la vida en la tierra y el dinamismo eterno del cosmos, sobre todo en relación a la importancia de los cinco elementos como fondo común de la experiencia humana y cósmica. La tradición anterior es muy antigua, y se remonta al siglo VII antes
de Cristo, en sus primeras manifestaciones conservadas por transmisión oral: canciones y poemas que hablan de las fases de la luna y su efecto en nuestra existencia terrestre. Las primeras formulaciones escritas corresponden a la religión Bön, son chamanísticas, y están centradas en el intento mágico de dominar los elementos mediante prácticas sacrificiales y ritos sagrados. Asimismo, la astrología tibetana fue incorporando aportaciones de las culturas próximas, como la persa, hindú e incluso de Grecia. Sin embargo, su conexión más estrecha se establece con la astrología y el modelo cosmológico de China, a través de continuos intercambios culturales consolidados por alianzas políticas que sin ser nunca estables ni permanentes, estuvieron presentes siempre y garantizaron una interacción crónica entre ambas culturas. La astrología tibetana se va constituyendo, pues, como una síntesis única de diferentes modelos astrológicos, y lo más peculiar quizá es que en ella se combinan los modelos centrados en la luna, propios de Asia central (más conocidos en su formulación china) y los que atienden principalmente el tránsito solar por las constelaciones, a partir de los que se consolidó la astrología occidental (y decimos occidental para referirnos a las tradiciones propias de la India, Persia, Oriente Medio y Grecia). Incluye por lo tanto, elementos muy diversos, como la caracterización animal para los años, los cinco elementos de la tradición china y el sistema de trigramas propio del I Ching, las fases lunares y el simbolismo de los días de la semana, elementos de numerología...
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Padmasambhava aparece en ese momento crucial en que se va consolidando un modelo astrológico propio y sincrético, de gran complejidad, y al que sitúa firmemente en las coordenadas filosóficas del budismo. Algo más tarde, sobre el siglo X, recibió su forma más estable en el ciclo del "Kalachakra Tantra", tratado que contiene instrucciones sobre la articulación de las relaciones entre el macrocosmos y el microcosmos, y constituye una de las doctrinas más elevadas de la tradición tibetana, y también de las más secretas.
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