20100102

-ASTROLOGÍA TIBETANA

Como recogíamos en una entrada anterior, Padmasambhava fue también astrólogo y por lo que relatan los textos de la época, contribuyó decisivamente a la definición de los fundamentos de este conocimiento en el Tïbet. Se le atribuye, por ejemplo, la consideración de los cinco elementos comunes a la tradición china (madera, fuego, tierra, agua, metal) como componentes esenciales de todo cuanto existe en el universo, y también estableció que en su forma impura son veneno para los humanos. La correspondencia entre los fenómenos externos de carácter cósmico y los procesos internos es un presupuesto básico, y la astrología quedó así, al menos en el Tíbet, indisolublemente unida a la medicina: conocer la "cualidad" del tiempo cósmico del que nuestro nacimiento (y nuestra vida) participa es una herramienta crucial de autodescubrimiento y diagnóstico. Buena parte de sus prácticas continúan asociadas a momentos decisivos de la experiencia humana: el nacimiento, el matrimonio, la enfermedad, el poder y la profesión, la muerte... La consulta al astrólogo se impone en esos casos, desde la confianza en que no sólo el conocimiento de las posiciones planetarias puede ayudarnos, sino también ciertas prácticas rituales: si la inspección del horóscopo no resulta auspiciosa, se prescriben plegarias u oraciones, se realizan sacrificios, y se diseñan y usan amuletos que permitan instaurar un karma más favorable. De entre todos, la Rueda Amarilla de Manjushri (el Bodhisattva mítico que trajo del cielo el conocimiento astrológico para los humanos) es el más utilizado. En la imagen, una representación de Manjushri en Alchi (Ladakh).
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La carta del nacimiento sirve como guía de desarrollo que acompaña la educación del niño, previene los aspectos críticos en su salud, e ilustra sus talentos y potencialidades, así como los riesgos que cabe prever. En el momento del matrimonio, el astrólogo compara las cartas de la pareja e informa de las compatibilidades de carácter y de las dificultades que acompañarán la relación, así como de las previsiones sobre el número de hijos y la relación que estos tendrán con cada uno de sus progenitores. Una atribución específica del astrólogo en la tradición tibetana es el de elaborar la carta del momento de la muerte. En ella se analizan las circunstancias astrales de la carta natal y de la defunción, determinándose así quien puede y quien no puede tocar el cadáver, qué tipo de objetos conviene retirar de la presencia del muerto y cuándo debe realizarse la ceremonia funeraria. También el astrólogo juega un papel en el terreno político, como asesor influyente en la toma de decisiones, y en la actualidad -como fue también a lo largo de la historia de los Dalai Lamas- el Gobierno tibetano en el exilio cuenta con un servicio oficial de astrología, cuyo enlace facilitamos como fuente de esta entrada.

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