20100526

-DEBATE FILOSÓFICO

Como en algunos otros campos de la experiencia humana, la tradición tibetana presenta diferencias notables con lo que en Occidente se ha ido consolidando con el tiempo. En esta civilización que compartimos, la actividad de la mente en forma de reflexión argumentativa y contraste de pareceres se ha ido destilando como algo que requiere silencio y una cierta compostura estática, mientras que el entrenamiento corporal suele ser ruidoso y agitado. Allí, sin embargo -y en el vídeo puede verse un ejemplo entre un grupo de jóvenes monjas- los debates filosóficos son muy movidos y comportan a la vez un considerable ejercicio físico: las palabras y los pensamientos, para ser convincentes, deben arraigar en y nacer de un cierto grado de compromiso corporal que se manifiesta en los gestos y el movimiento. Para completar el hipotético contraste entre ambas culturas, no está de más recordar que la meditación silenciosa e inmóvil es en buena medida observación y entrenamiento de la propia realidad corporal: nada más alejado del ambiente de un gimnasio occidental. Las imágenes que vemos son también muy distintas de lo que se espera de una facultad de filosofía en occidente. Cuerpo y mente forman un continuo -las enseñanzas de Padmasambhava lo recuerdan a menudo- pero cada civilización articula sus relaciones de modo distinto. Aquí lo vemos: pensar es moverse y entregarse a un gesto.


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