La imagen de la sombrilla dorada ha aparecido hoy en otro contexto, mucho más personal. Pero no deja de sorprender la fuerza con la que se establecen conexiones imprevistas entre los contenidos de las distintas culturas, y nuestro propio motor interno generador de imágenes, el inconsciente. Sin duda, he visto alguna vez antes imágenes de altos lamas caminando bajo un parasol dorado, y no debería sorprenderme por lo tanto que reaparezcan en mi mente cuando les venga en gana: ya estaban ahí dentro. Pero lo que no había visto nunca, ni había soñado en sueños, es que al consentir en situarse bajo el parasol ceremonial, la coronilla se convirtiera en una gran flor de girasol abriéndose, así, instantáneamente, sin darle tiempo al pensamiento para interrumpir. Son cosas que pasan cuando dejamos que se exprese el corazón, y a las que hay que dejar en su lugar. Con agradecimiento, a María Cal Macías, Maestra de Reiki. Un año después.
20090723
-EL PARASOL DORADO
En la imagen podemos ver bajo un parasol la imagen medio escondida de Gurú Rinpoché. Sólo el último faldón del estandarte es dorado, dominando el rojo y el granate. Llamarlo "parasol" es sólo una manera de hablar, pues aunque puede cumplir también esa función práctica, su significado va más allá: es un emblema, un estandarte, una señal abierta de la victoria del Dharma. El rostro de Padmasambhava medio sonríe desde detrás, él sí en color dorado más brillante. El parasol forma parte del conjunto de símbolos que se utilizan en los rituales monásticos, y su uso no es muy frecuente: tan sólo en las grandes ocasiones ceremoniales. Aquí es el mismo Gurú el que desfila bajo su sombra, pero lo hacen también a veces grandes lamas.
La imagen de la sombrilla dorada ha aparecido hoy en otro contexto, mucho más personal. Pero no deja de sorprender la fuerza con la que se establecen conexiones imprevistas entre los contenidos de las distintas culturas, y nuestro propio motor interno generador de imágenes, el inconsciente. Sin duda, he visto alguna vez antes imágenes de altos lamas caminando bajo un parasol dorado, y no debería sorprenderme por lo tanto que reaparezcan en mi mente cuando les venga en gana: ya estaban ahí dentro. Pero lo que no había visto nunca, ni había soñado en sueños, es que al consentir en situarse bajo el parasol ceremonial, la coronilla se convirtiera en una gran flor de girasol abriéndose, así, instantáneamente, sin darle tiempo al pensamiento para interrumpir. Son cosas que pasan cuando dejamos que se exprese el corazón, y a las que hay que dejar en su lugar. Con agradecimiento, a María Cal Macías, Maestra de Reiki. Un año después.
La imagen de la sombrilla dorada ha aparecido hoy en otro contexto, mucho más personal. Pero no deja de sorprender la fuerza con la que se establecen conexiones imprevistas entre los contenidos de las distintas culturas, y nuestro propio motor interno generador de imágenes, el inconsciente. Sin duda, he visto alguna vez antes imágenes de altos lamas caminando bajo un parasol dorado, y no debería sorprenderme por lo tanto que reaparezcan en mi mente cuando les venga en gana: ya estaban ahí dentro. Pero lo que no había visto nunca, ni había soñado en sueños, es que al consentir en situarse bajo el parasol ceremonial, la coronilla se convirtiera en una gran flor de girasol abriéndose, así, instantáneamente, sin darle tiempo al pensamiento para interrumpir. Son cosas que pasan cuando dejamos que se exprese el corazón, y a las que hay que dejar en su lugar. Con agradecimiento, a María Cal Macías, Maestra de Reiki. Un año después.
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