20110421

INSTRUMENTO DE LA MENTE

La intención esta mañana era recoger alguna enseñanza de Padmasambhava que tratara del cuerpo y de cómo el cuerpo -humano- es básico para cualquier tipo de perspectiva espiritual. Parece haber llevado ese propósito en una dirección distinta, más sin embargo converge, pues la Mente de la que se habla como objeto esencial de comprensión y liberacion, apunta también a la dimensión corporal. En uno de los textos transmitidos por Padmasambhava y recogidos en "El libro tibetano de la Gran Liberación" (edición de Evans Wentz, Ed. Kier. Buenos Aires, 1998; pág.298-299) se dice: "La mente va más allá de la naturaleza, pero se experimenta a través de las formas físicas. La realización de la Mente Única constituye la Total Liberación. Sin el dominio de los procesos mentales, no puede haber realización. De la misma manera, aunque la semilla de sésamo es la fuente del aceite, y la leche, la fuente de la manteca, ni el aceite ni la manteca aparecen antes que la semilla sea prensada y la leche batida." Las palabras parecen claras, y en lo que alcanzamos a entender, remiten a la actitud con la que conviene enfrentar nuestra experiencia humana, instalada en la corporeidad de la existencia carnal: es la fuente, pero sólo su destilación es la conciencia por la que nos instalamos en la mente. Nuestros cuerpos son herramientas que pueden estar al servicio de la conciencia y llevarnos así más cerca de la Mente Única. Para alcanzarlo conviene no olvidar la metáfora del fragmento: la semilla de sésamo necesita ser prensada para llegar a ser aceite, y la leche ha de batirse para convertirse en manteca. Si las formas físicas en que experimentamos el mundo no son vividas con conciencia (si no las prensamos, si no las batimos), la Mente se nos escapa -aún siendo siempre parte de ella. Habremos dejado pasar una hermosa oportunidad de acercarnos a un estado más libre, es decir, más consciente de sí y menos dependiente de lo externo. Volviendo al cuerpo, siempre, y preguntándonos: "¿qué siento?", batimos la leche y la hacemos manteca, prensamos la semilla y la hacemos aceite. Cada una de las experiencias que el cuerpo nos permite es una pequeña semilla de sésamo: haciéndolas conscientes son aceite y nos instalan gradualmente en la dimensión única de la Mente. Parece importante recordar siempre que nuestra vida sucede en el cuerpo, y que las formas físicas no son nunca despreciables. Cómo dice el fragmento que se citaba al principio, por ellas "se experimenta la mente".

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