"Concluida su fase de aprendizaje, Padmasambhava cobró conciencia que necesitaba una consorte espiritual para proseguir con su práctica meditativa, y se dirigió nuevamente al país de Zahor, donde habitaba la princesa Mandarava -hija del rey Arshadhara-, una dakini plenamente cualificada que sintiendo una poderosa inclinación hacia la práctica del budismo, había adoptado los hábitos monásticos. Padmasambhava tomó como consorte a la princesa y juntos meditaron durante tres meses en la cueva de Maratika, en Nepal, donde alcanzaron una visión del Buda Amitayus de la vida infinita... Algo más tarde y un poco antes de su viaje al Tíbet, Padmasambhava adoptó como consorte espiritual a una joven llamada Shakyadevi, con la que practicó durante varios años Visudha Heruka en la cueva de Yanglesho, en Nepal. Ambos alcanzaron altos niveles de realización en esta práctica.
20090520
-CONSORTES
Intentaremos en próximas entradas profundizar algo más en cada una de las consortes de Padmasambhava. Por ahora, sólo una pincelada general sobre ellas y el valor otorgado por el tantrismo al principio femenino en la práctica espiritual.
"Concluida su fase de aprendizaje, Padmasambhava cobró conciencia que necesitaba una consorte espiritual para proseguir con su práctica meditativa, y se dirigió nuevamente al país de Zahor, donde habitaba la princesa Mandarava -hija del rey Arshadhara-, una dakini plenamente cualificada que sintiendo una poderosa inclinación hacia la práctica del budismo, había adoptado los hábitos monásticos. Padmasambhava tomó como consorte a la princesa y juntos meditaron durante tres meses en la cueva de Maratika, en Nepal, donde alcanzaron una visión del Buda Amitayus de la vida infinita... Algo más tarde y un poco antes de su viaje al Tíbet, Padmasambhava adoptó como consorte espiritual a una joven llamada Shakyadevi, con la que practicó durante varios años Visudha Heruka en la cueva de Yanglesho, en Nepal. Ambos alcanzaron altos niveles de realización en esta práctica.
Por esta época, Padmasambhava fue llamado al Tíbet para socorrer en los trabajos de realización del Monasterio de Samye, aunque después pretendió salir del Tíbet sin querer convertirse en maestro espiritual del pueblo tibetano... De hecho, cuando el rey Trisogdetsen solicitó de Padmasambhava su iniciación, éste le hizo esperar durante más de un año. Finalmente, Padmasambhava accedió a reunir a un selecto grupo de discípulos tibetanos entre los que se contaba Yeshe Tsogyal, una de las esposas del rey, que acabó convirtiéndose junto a Mandarava en la principal consorte espiritual de Padmasambhava. Este hecho provocó la oposición de la facción más tradicionalista de la nobleza tibetana, ya que el hecho de que el rey ofreciese una de sus esposas a un maestro extranjero suponía un auténtico desafío a las costumbres locales. Debido a ello, Padmasambhava y Yeshe Tsogyal se vieron forzados a un exilio de siete años, a cuyo regreso el maestro sufrió dos intentos de envenenamiento.
Las crónicas sostienen que Padmasambhava tuvo seis consortes importantes. Hemos citado a Mandarava, Shakyadevi y a la princesa tibetana Yeshe Tsogyal. Una cuarta consorte, de nombre Kalasidhi, había sido abandonada al nacer en un cementerio de Nepal y allí fue encontrada años después por Yeshe Tsogyal, quien la llevó al Tíbet. La última consorte que hay que mencionar fue una noble, oriunda de Bután, llamada Tashi Khyidren, que también conoció a Yeshe Tsogyal mientras ésta meditaba en las cuevas de aquel país, siendo ofrecida posteriormente a Padmasambhava en el Tíbet. Este tipo de relaciones, sin embargo, no deben ser tomadas como muestra de una conducta sexual disoluta ni confundirse con meros intercambios amatorios, ya que la práctica de unión con la consorte espiritual cumple un propósito muy específico dentro del camino meditativo tántrico. El budismo tántrico tampoco considera, por otra parte, que las mujeres sean una especie de mercancía sexual, y hay que recordar, en ese sentido, el papel privilegiado que ocupa el principio femenino dentro del tantra. Así, por ejemplo, según afirmara el mismo Padmasambhava en una de sus enseñanzas, el número de mujeres que alcanzarán la completa iluminación excederá, con mucho, al de los hombres."
Fuente: Fernando Mora (2006): Padmasambhava y el budismo tibetano; Ed. Kairós, Barcelona, selección de fragmentos de las páginas 31 a 35
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