20091228

-CONSORTES

Siempre ante mí, tu rostro perfilado
en negro sobre gris contra la luna,
sonriéndome al sentir -de una en una-
las noches que he perdido en otro lado,

los días que malgasté, considerado,
midiendo los desastres de mi cuna...
Tus labios entreabiertos dan la suma:
dos dicen uno solo completado.

Y se abre desde ahí la vida nueva,
un árbol que retoña desde el centro
clavando su raíz sin pedir prueba.

Nace incesante la sangre de adentro:
tu rostro siempre alienta en esta cueva.
Te veo ante mí; por siempre sol, que enfrento.

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