20110315

DE ENTRE LOS MUERTOS

Las circunstancias del momento traen a la memoria un rasgo notable de la biografía de Padmasambhava. Es también conocido como "el señor de los cementerios" y entre los muertos pudo experimentar la virtud del desapego. La impermanencia no es sólo un concepto, sino el mismo recorrido de la vida. El sufrimiento humano que la muerte establece es real, pero también lo es la posibilidad de superarlo reduciéndolo a su justo término. Nada evita compartir el dolor de los que lo han perdido todo y la expectativa de nuevas desgracias -el tiempo las está poniendo en primer plano- nos obliga a entrenar una actitud para la que la biografía de Gurú Rinpoché puede suministrar recursos y ofrecer consuelo. Las palabras con que Yeshe Tsogyal, discípula y consorte, recoge los episodios de su vida humana, resultan estremecedoras; muestran así lo que podemos aprender cuando parece que todo se derrumba y nada se sostiene. Padma encontró entre los muertos su alimento: "De allí marchó al cementerio "Sándalo frío", a unas diez millas de Bodhgaya. Sentándose sobre los cadáveres, permaneció allí cinco años practicando meditación. Su alimento era el alimento ofrecido a los muertos y sus ropas eran las mortajas de los cádáveres. La gente lo llamaba "el Dios de los cadáveres". Fue aquí donde expuso por primera vez a las dakinis las nueve etapas progresivas del Gran Sendero. Cuando sobrevino una época de hambre, una multitud de cadáveres fue depositada en el cementerio, sin alimentos ni mortajas, y Padma, como llamaremos desde ahora al Gran Gurú, transmutó la carne de los cadáveres en alimento fresco merced al cual subsistió, y la piel de los cadáveres le sirvió como ropaje. Sometió a los espíritus que habitaban el cementerio, convirtiéndolos en sus servidores" (Epítome de la vida y doctrinas del Gran Gurú tibetano, en "El libro tibetano de la gran liberación", Ed. Kier, Buenos Aires, 1998. Pág.171). Parece el ejemplo más extremo de la íntima unidad entre la muerte y la vida, la destrucción y la renovación que viene. No elimina la verdad del dolor y el sufrimiento, pero la transforma en una ocasión para vivir de nuevo. Con Japón en el recuerdo.

FUENTE de la imagen: http://www.nature.com/nature/journal/v438/n7070/box/438903a_BX1.html

2 comentarios:

juanra dijo...

Sea verdad, leyenda, metáfora la hagiografia del gran Padmakara llega a sugestionar como pocas.

Aunque a diferencia de otros, a el le respalda tanto su legado como su realización, con lo cual, como el ha sido pionero en dar en la diana en determinadas cartografías transcendentales de las capas mas sutiles y profundas de percepción, que son de una importancia y utilidad total, para todo aquel que esta en el avanzado camino del autoconocimiento.., por lo tanto, cualquier cosa proveniente de el, cuando menos, merece ser considerada de una manera especial.

Anónimo dijo...

Como bien dices, sea o no cierto en su dimensión histórica lo que la biografía narra, cumple una función de orientación y guía. Da qué pensar y hace sentir, sugiere, permite reinterpretar lo que vivimos, y sus gestos hablan a través del tiempo. De una manera especial intentamos considerarlo, pues lo merece. Saludos!