20100722

-FAMILIA

Según sus propias palabras, Padmasambhava no tuvo una verdadera familia -al menos eso es lo que atestiguan los textos biográficos transcritos por sus discípulos y sostenidos por la tradición. Vivió en familia en sus primeros años y experimentó la condición humana en todo aquello que resulta de la pertenencia a vínculos de sangre, linajes dinásticos y apegos emocionales, pero no tuvo padre ni madre, y sus consortes fueron antes que nada, discípulas. Nació por sí mismo, entre profecías y sueños que entrevieron la proximidad de una encarnación inminente del Budha Amitabha. Fue hijo del cielo, pero vivió en la tierra y, por ello, todo lo que la familia nos permite aprender, pudo aprenderlo. Habíamos citado ya este mismo fragmento en una entrada anterior, pero recobra hoy un nuevo significado, visto desde otro ángulo, mostrando una faceta más de la piedra tallada. Así se presentó Padma al rey de Oddiyana:

"El rey y su ministro fueron al lago, y subiendo a un pequeño bote llegaron al lugar sobre el cual brillaba el arco iris. Allí contemplaron una fragante flor de loto, cuya circunferencia era mayor que la de un cuerpo humano con los brazos extendidos, y sentado en el centro de la flor, a un pequeño niño rubio y de rosadas mejillas, parecido al Señor Budha, quien sostenía un minúsculo jarro de agua sagrada y en los pliegues de su brazo izquierdo, una diminuta vara de tres puntas.

El rey sintió gran veneración por el niño que había nacido por sí mismo, y no pudiendo resistir la alegría, lloró. Le preguntó al niño: "¿quienes son tu padre y tu madre, y de qué país y de qué casta eres tú? ¿Qué alimento te sustenta, y por qué estás aquí?". El niño contestó: "mi padre es la Sabiduría y mi madre es la Nada. Mi país es el país del Dharma. No pertenezco a casta ni credo algunos. Me sustenta la perplejidad; y estoy aquí para destruir la Lujuria, la Ira y la Pereza."
(FUENTE: "Epítome de la vida y doctrinas del gran gurú tibetano", en El libro tibetano de la gran liberación (1998), Ed. Kier, Buenos Aires. página 161.)
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Se abren siempre nuevas preguntas al dialogar con las biografías sagradas. ¿Qué significa ahora vivir como si no se tuviera familia?, ¿qué es disponerse a ser reconociéndose ante todo como hijos de la sabiduría y el vacío?. Hay algo que cambia muy profundamente si conseguimos vernos así -aún cuando continuemos experimentando como humanos la vida en familia y aprendiendo las múltiples lecciones que eso enseña siempre, para todos.

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