20100927

-PLEGARIA EN PROCURA DE AYUDA

La proximidad de la muerte se anuncia a través de señales en el organismo, que permiten reconocerla a los que están acostumbrados a vivir en su cercanía. Los médicos -en la forma hospitalaria de nuestra civilización, o en las variedades que el cuidado a los otros ha adoptado en otras culturas- saben distinguir cuando un cuerpo humano está ya despidiéndose. El ritmo de funcionamiento de los órganos se ralentiza, se van cerrando una tras otra las puertas de los sentidos... entonces, el pronóstico abandona todo intento de sostenimiento forzado, y simplemente se espera que el proceso complete su curso. Falta en general, sin embargo, otro tipo de acompañamiento: el que permita al que muere recorrer esa senda con orientación y guía. Padmasambhava nos ofreció en el "Bardo Thodol" una descripción de la ruta que espera siempre, y que se inicia con la solicitud de ayuda a los que saben con certeza el camino, por haberlo recorrido con éxito. El texto ritual, que hay que recitar tres veces en la proximidad del que muere, con fe sincera y en voz alta y clara, dice así: "¡Oh, Budhas y Bodhisattvas de las diez direcciones, dotados de gran compasión, que todo lo sabéis, veis y amáis, que sois el refugio de los seres! Por el poder de vuestra compasión, por favor, venid a este lugar! ¡Por favor, aceptad estas ofrendas físicas y visualizarlas! ¡Vosotros, compasivos, domináis la inconcebible sabiduría omnisciente, el poder de realizar hechos milagrosos llevados a cabo con amorosa compasión, y tenéis el poder de proteger! Oh, vosotros, compasivos, esta persona va a ir de este mundo al más allá, abandonando este mundo va a realizar el gran viaje. No tiene ningún amigo. Siente gran sufrimiento, se halla sin refugio, sin protector y sin aliados. Su percepción de esta vida está declinando. Va a dirigirse a otro reino de vida, penetrando en la densa oscuridad, cayendo en el gran abismo y perdiéndose en un denso bosque. Está dirigida por el poder de evolución, yendo hacia una vasta soledad, tragada por un inmenso océano. Es transportada por el viento de la evolución, hacia un lugar sin estabilidad, penetrando en un gran campo de batalla. Está siendo atrapada por un gran demonio, aterrorizada por los mensajeros de Yama. Va de una existencia evolutiva a otro, sin ningún poder en sí misma. Ha llegado la hora en que ha de partir, sin amigos y sola. ¡Por lo tanto, vosotros los compasivos, por favor otorgad vuestra protección a esta desamparada persona! ¡Apartadla del arreciante viento rojo de la evolución! ¡Salvadla del gran terror de Yama! ¡Rescatadla de los estrechos pasadizos del estado intermedio! ¡Ayudadla! ¡No la dejéis caer en los tres horribles estados! ¡No os apartéis de vuestros antiguos votos! ¡Extended vuestro poder de compasión! ¡Oh Budhas y Bodhisattvas, envolved a esta persona con vuestro arte y poder compasivo" ¡Cuidadla con vuestra compasión! ¡No la abandonéis al poder de la evolución negativa! ¡Ruego intensamente para que vosotros, los Tres Tesoros, Budha, Dharma y Sangha, la salvéis de sufrir en el estado intermedio!" (página 147 y 148 de la edición citada en anteriores entradas). Cuando el proceso de despedida de este mundo ha comenzado, esta plegaria abre las puertas y prepara el camino. Nuestra intención acompaña con ella a quien, por las circunstancias que el momento le depara, la necesita realmente. Y aunque sea una manera de decirlo en una tradición distinta, no se ocurre nada mejor que decir amén. Así sea también.

2 comentarios:

juanra dijo...

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juanra dijo...

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1parte
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2parte
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3parte
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