20110216

FILIACIÓN TIBETANA





Patrul Rinpoché (1808-1887), uno de los más importantes maestros de la escuela Nyingma, afirmó sobre la especial relación de Padmasambhava con lo tibetano: "Aquí, en esta región del mundo, todos los hombres y mujeres sienten devoción hacia los tantras del Mahayana y tienen gran deseo por recibir la iniciación tántrica.
Tienen una gran consideración por la otorgación de una iniciación, incluso si ésta no es más que la forma o el reflejo de una iniciación (completa). Todos estos signos indican que Gurú Rinpoché bendijo a todos los habitantes del Tíbet como dakas y dakinis. Esto no ocurre en otros países. Los méritos que se obtienen simplemente por sentir, aunque sea una vez y por conformidad con los demás, devoción hacia el Vajrayana, puede que no se obtengan por el entrenamiento, aunque sea durante un largo período de tiempo, en otros caminos." (Citado en la pág. 200 de "Las enseñanzas escondidas del Tíbet", de Tulku Thondup Rinpoché. Ed. Dipankara. Sabadell, 2010). La devoción, ni que sea condicionada por el contexto cultural -según se afirma en la cita- es lo suficientemente poderosa como para que sus beneficios reviertan globalmente sobre la civilización que la sostiene. Claro está que la época en que se escribió lo antes citado no es la nuestra, y hoy en día ni todos los tibetanos son devotos del budismo ni la devoción budista es sólo tibetana. Pudiera parecer -desde la perspectiva contemporánea- un rasgo etnocéntrico del que casi todas las civilizaciones participan, en mayor o menor medida. Los tibetanos, como tantas otras culturas, se sienten un pueblo elegido. Eso no es nuevo; lo que tal vez sí lo sea es que identifiquen con tanta claridad lo que hace que sea así. La devoción, al fin y al cabo, es lo que se señala en la cita como esencial. Quizá ser tibetano pueda elegirse, y la devoción a Gurú Rinpoché interpretarse como un nuevo nacimiento.

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