20111016

MILAGROS EN SAMYE


Padmasambhava fue llamado al Tíbet por el Rey Trisong Deutsen, con la intención de que colaborara en la edificación del monasterio de Samye, aplacando a los demonios que la impedían con sus obstáculos. Tras el encuentro entre ambos, Gurú Rinpoché completó su misión y en el día de la consagración del monasterio se pusieron de manifiesto infinidad de prodigios que confirmaron su sobrenatural naturaleza. En "Epítome de la vida y doctrinas del gran gurú tibetano" (Libro tibetano de la gran liberación, Evans-Wentz, Ed. Kier) se relata lo siguiente: "El monasterio comprendía ciento ocho templos; manifestándose en ciento ocho cuerpos iguales al suyo, Padma realizó simultáneamente la ceremonia de consagración. Mientras esparcía las flores usadas en la ceremonia, bajaron de sus altares las imágenes de tres templos, y dieron tres vueltas alrededor de sus propios santuarios. Entonces salieron también, agitando las manos, las imágenes de los restantes templos. El rey se asustó, pensando que las imagenes no querrían regresar a
sus respectivos santuarios. Pero cuando Padmasambhava castañeteó sus
dedos, cada una de ellas volvió a su lugar. De las llamas de fuego de las aureolas de los frescos representando a las Deidades maléficas guardianas, pintadas junto a sus puertas, surgieron llamas verdaderas. Nuevamente se asustó el rey; pero arrojando flores al fuego, Padma lo extinguió: de los pétalos volcados, brotaron flores de loto. Las deidades se reunieron en el cielo para observar desde lo alto la ceremonia de consagración; se produjo entonces una lluvia de flores, acompañada de otros fenómenos. Las miles de personas allí presentes fueron testigos de todos estos milagros."



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