20101115

-TROMPAS

En la imagen aparecen cuatro monjes trasportando dos trompas ("ragdung" o "duntgchen", en tibetano, que significa "caracola de bronce" o "gran caracola"), lo que permite distinguir su tamaño, que puede alcanzar en ocasiones los cuatro metros. Eso los hace los más espectaculares de entre los instrumentos del repertorio musical tibetano. El sonido profundo que emiten, al ser utilizado en las grandes ceremonias, las inviste de la gravedad de la tierra. En su contrapunto con los oboes -de sonido agudo, claro, vibrante y estridente- parecen recordarnos, una vez más, que la naturaleza de nuestra experiencia nace del juego de los contrarios y que éstos no son sino la forma que adopta el vacío en su manifestación. El acompañamiento de tambores y platillos otorga una cualidad desconcertante a esos sonidos, muy lejos de la organización de las armonías en el código musical de occidente. Es algo distinto, que sugiere más la vibración del caos primordial o la presentación imprevista de lo desconocido. Se trata también de la banda sonora que acompaña la presencia de Padmasambhava, y tenerlo presente en nuestra experiencia la completa, ni que sea en este espacio virtual e incompleto.




Los monasterios tibetanos pueden verse también como instituciones análogas en parte a los conservatorios de música occidentales, en los que se preserva y transmite el legado de su tradición sonora. La ejecución de los instrumentos y la recitación de los textos no se entienden sino en contexto ritual y formando parte de una práctica sagrada. Las trompas fueron utilizadas por primera vez en el siglo XI, según se dice, en homenaje al erudito hindú Atisha, que había sido invitado al Tíbet para impartir sus enseñanzas
FUENTE: http://www.yourworldinstruments.com/Rag-Dung-s/95.htm

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