
"La mayor parte de las enseñanzas de Padmasambhava fueron escritas por Yeshe Tsogyal, su consorte, o por él mismo, y esos tesoros espirituales (terma) fueron ocultados milagrosamente en lugares diversos: templos, edificios, imágenes sagradas, rocas, lagos e incluso en el mismo cielo. Profetizó entonces que esos discípulos renacerían como "tertöns", descubridores de tesoros, y presentarían sus enseñanzas en el momento apropiado para el beneficio de todos los seres sintientes.
Cuando llega el momento oportuno, un tertön experimenta visiones o señales que le indican cómo y dónde descubrir el tesoro o "terma" que le está destinado. Las terma están generalmente escritas en el lenguaje simbólico de las dakinis, y a partir de ese lenguaje el tertön puede llegar a escribir volúmenes completos de enseñanzas.
Las "terma" pueden también estar ocultas en el mismo espíritu del tertön. En el trascurso de los siglos, han existido algunos centenares de maestros tertöns. También en nuestra época los tesoros ocultos por Padmasambhava siguen siendo descubiertos por grandes maestros como Dilgo Khyentsé, o Chögyam Trungpa.
Este modo de transmisión, llamado a menudo "la línea abrupta", completa la línea "larga", kama, que consiste en textos canónicos que han sido transmitidos sin interrupción, de maestros a discípulos, desde el Buda primordial Samantabahadra, hasta Padmasambhava, Vimalamitra y otros Vidhyadhara. La tradición oral, sujeta a interrupciones y corrupciones en su transmisión, se regenera de este modo. Padmasambhava vive siempre."
Fuente: Fabrice Midal (2000): Mythes et dieux tibétains. Une entrée dans le monde sacré. Ed. du Seuil, París.
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